La forma de comprar y vender ha cambiado mucho en los últimos años. La llegada de internet ha supuesto una revolución para los negocios que han tenido que adaptarse a nuevas formas de comercialización.
Una de estas formas de vender en Internet es el dropshipping. Explicado de manera muy básica, este sistema de ventas consiste en comercializar productos sin preocuparse del inventario. No se compra la mercancía hasta que ya está vendida. De esta manera no es necesario que la tienda tenga almacén. Ya lo tiene el proveedor.
La mecánica de este método es muy sencilla. En la página web del vendedor se recibe el pedido. Desde esta página se gestiona el pago. Inmediatamente se manda la orden con los datos del cliente al proveedor. Tras recibir la orden, el proveedor prepara el producto y se encarga de la logística del envío a la dirección facilitada por el cliente. En el momento en el que el cliente recibe su pedido finaliza el proceso.
Esta manera de vender facilita el trabajo de los minoristas, ya que no tienen que comprometer su capital ni hacer grandes inversiones. Con este sistema hay muy pocos gastos fijos.
Inconvenientes del dropshipping
Los beneficios de este tipo de comercio son muy pequeños. Existe muchísima competitividad, lo que obliga a bajar los márgenes y, además, compites directamente con tu propio proveedor, al que pueden llegar tu clientes.
Otro de sus riesgos es el control logístico. No sabes lo que hay en el almacén. Y si el proveedor no cumple o se equivoca, es el pequeño comerciante el que tiene que hacerse cargo del error. Y no solo perder la venta, también perder prestigio.
Es muy importante invertir en SEO y SEM. Como hemos dicho anteriormente la competencia es enorme, y aunque tengas la mejor tienda del sector, si no se tiene visibilidad, no se conseguirá el rendimiento esperado.
